Cuando contaba con 65 años de edad, Francis Bacon decidió investigar en Londres los efectos del frío en la descomposición de los alimentos. Era marzo de 1626, y aprovechó las condiciones meteorológicas para salir por nieve con la que rellenar un pollo. Demasiado enfermo para volver a casa, paró en casa del conde Arundel, no presente en esos momentos. Se le puso en una cama que, pese a ser calentada con una sartén, era húmeda, razón por la cual no había sido usada durante un año. Tras esto desarrolló una neumonía, y murió el 9 de abril. Dejó la siguiente nota para lord Arundel:
Una muerte científica
Por más que digan que fue una muerte estúpida, resulta consecuente que aquel que desarrolló el método científico haya fallecido por utilizar dicha metodología. Este es el relato de la muerte de Francis Bacon y el texto de su último legado.
09 de abril de 2020 - 00:13
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