Pocahontas, entre la leyenda y la memoria

Pocahontas, hija de un importante jefe indígena, fue una gran guerrera y una niña maltratada. Una mujer sensual, pero eventualmente una esposa obediente y respetuosa. Las versiones son varias y, aún después de todo lo que creemos saber sobre ella, puede resultar impresionante que se siga debatiendo al respecto. Así y todo, definitivamente vale la pena tener esta discusión, porque pocas biografías en la historia han sido sometidas a tantas manipulaciones como la de Pocahontas.

El margen de interpretación sobre su narrativa, esencialmente, está dado porque existe una serie de datos sobre su vida que son indiscutibles y que principalmente fueron recopilados por los ingleses y por la historia oral indígena. Además de todos los problemas que estas fuentes sesgadas plantean, el resto ha sido pura interpretación y leyenda. Su mito se ha vuelto mucho más importante que su historia real y, tanto para las comunidades nativo-americanas como para la historia oficial estadounidense, Pocahontas ha sido usada como bandera para causas directamente opuestas.

Así es como, por ejemplo, el origen de su vida es el primer elemento que está en disputa. La mayoría de sus biografías no reconocen una fecha exacta de nacimiento, pero se ha tendido a ubicarla en 1595, debido, principalmente, a que el capitán John Smith la describió como una niña de “12 o 13 años” al momento de conocerla en 1607. Sin embargo, él mismo señaló en otros documentos que ella tenía 10 años y, según la tradición oral Mattaponi, custodios indígenas de la historia de Pocahontas, ella podría haber sido todavía menor. Lo que sí se sabe con toda seguridad es que era la hija de Wahunsenaca, el jefe Powhatan líder de una tribu del mismo nombre y de una “confederación” de aldeas en la zona de la bahía de Chesapeake en el presente estado de Virginia. Parte de su poderío implicaba que cada uno de los miembros de esta alianza tribal debía enviar mujeres para que se convirtieran en las esposas del Powhatan y le dieran hijos que, luego de nacidos, volvían con sus madres al pueblo de origen. En el caso de Pocahontas – llamada así por su familia, aunque su nombre real era Matoaka – se sabe poco y nada de su madre y de su afiliación tribal, pero la tradición afirma que ésta murió en el parto, razón por la cual la niña quedó a cargo de su padre y se transformó en su “favorita”. Más allá de lo laxo de esta categoría de importancia, a pesar de que era la hija de un jefe y de que se la suele llamar “princesa”, en la estructura de poder matrilineal de los powhatan – según la cual los hijos de las mujeres de sangre real eran los que eventualmente reinaban – Pocahontas era dinásticamente irrelevante.

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En todo caso, esta es la niña que habría sido testigo de la llegada de los ingleses agrupados en la Compañía de Virginia a la región el 13 de mayo de 1607, fecha de fundación de la (casi fallida) colonia de Jamestown. La idea principal de la misión era encontrar tierras repletas de oro como las que los españoles habían hallado más al sur, pero rápidamente se descubrió que los deseos de la Compañía estaban completamente infundados. A la decepción se agregó rápidamente la hostilidad de los 15 o 25 mil indígenas de las tribus que habitaban la zona y, además, se sumó la propia inutilidad de los colonos para garantizar su propia supervivencia. Para ellos, América era una tierra de libertad – concepto atado, en la mentalidad inglesa de entonces, a la propiedad – por lo que ninguno de los involucrados había viajado para trabajar en la tierra de otro. No sorprende, teniendo todo esto en cuenta, que rápidamente comenzaran a morir de hambre, de tifus y de malaria.

El Powhatan, por su parte, miraba toda la situación con gran cautela y, como prueba de buena fe, llegó a mandar misiones con alimentos a Jamestown. Sin embargo, aparentemente en algún momento el envío de los víveres se cortó y John Smith, militar ex mercenario y electo líder de la colonia, fue en busca del jefe, pero en el camino fue capturado por su hermano, Opchanacanough. En este punto se abren dos posibilidades muy distintas de lo que pudo haber llegado a pasar y, sorprendentemente, ambas versiones provienen del propio Smith.

La primera aparece en una carta de 1608 que fue publicada inicialmente sin su permiso. Allí Smith indicó que los powhatan vieron en él un potencial aliado contra los españoles, por lo que se asociaron a él, lo agasajaron, lo nombraron “werowance” (palabra en algonquino para señalarlo como líder de los colonos) y, después de cuatro días, lo escoltaron de vuelta a Jamestown.

La segunda, publicada recién en 1624 en su Historia General de Virginia, cuenta una historia muy distinta. Según esta versión, luego de ser capturado, los Powhatan lo alimentaron y lo agasajaron, pero luego de una discusión, inexplicablemente, se dispusieron a matarlo a garrotazos. Lo llevaron a una roca y, justo cuando le estaban por asestar el golpe mortal en la cabeza, de la nada apareció Pocahontas y, en un acto de total desinterés y amor, lo salvó poniendo su cabeza entre él y el arma homicida.

Esta historia de la “salvación” de Smith – la más conocida y perdurable, la que inspiró la popular película de animación y decenas de novelas románticas – hace agua por todos lados. Es notable que, a pesar de todo, hace por lo menos dos siglos que todo esto se puso en entredicho, llegándose a cuestionar el hecho de que realmente haya existido. Si sucedió – algo muy dudoso, especialmente considerando que en la cultura powhatan los niños como Pocahontas no tenían permitido ir a ningún tipo de ritual – se cree que podría haber sido una ceremonia de “adopción” a la tribu que fue absolutamente malinterpretada por Smith. Después de todo, lo estaban reconociendo con un título de importancia, así que, aún desde la lógica, no habría tenido sentido que lo alimentaran y después lo mataran.

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En esta misma línea, tampoco parece probable la segunda parte de la historia de Smith que, nuevamente, en 1624 afirmaba que Pocahontas se arriesgó a ir en contra de su padre para llevar comida a Jamestown. Se sabe por testimonio de Smith y de otros colonos que ella realmente visitó la colonia varias veces como parte de misiones de paz y como demostración cabal de que, al estar llevando niños, los powhatan no tenían malas intenciones. Pero la tradición indígena no admite de ninguna manera que una niña tan pequeña y fuertemente vigilada como ella, además de ser incapaz de organizar toda esta logística por su cuenta, fuera a faltar el respeto a sus mayores, con todo lo que eso implicaba en su cultura.

Finalmente, el tercer gran conflicto en la historia de Smith de 1624 se asocia a un supuesto segundo rescate de parte de Pocahontas en el marco de los conflictos anglo-powhatan de 1608 y 1609. A pesar de la paz lograda, con cada vez más colonos llegando de Inglaterra y menos víveres con los cuales alimentarlos, pronto la relación entre ellos y los indígenas se volvió a deteriorar. Frente a lo que fue percibido como una falta de cooperación de los powhatan y con la idea de asegurar la supervivencia de Jamestown, se sucedieron situaciones de violencia que incluyeron secuestros y amenazas de ambos lados. En este contexto, aparentemente, la hija del jefe se encontró clandestinamente con John Smith en un bosque y le advirtió que su padre quería matarlo. Haya salvado o no su vida – dicho sea de paso, algo completamente descartado por la tradición oral Mattaponi y ausente en primer relato de Smith – en octubre de 1609, él resultó herido, por lo que tuvo que abandonar su rol de liderazgo y ser trasladado a Inglaterra.

A pesar de su supuesto rol heroico, en los siguientes cuatro años, Pocahontas desaparece de la narrativa nuevamente. Las fuentes inglesas ignoran su paradero, pero no así las fuentes indígenas, que indican que a los 14 o 15 años se casó con un hombre llamado Kocoum de la tribu Potowomac y que tuvo, probablemente, una hija. Pero la felicidad no duró demasiado y este tiempo de aparente estabilidad fue interrumpido, una vez más, por las vicisitudes de la colonia de Jamestown.

Tras un intento de abandonar la empresa luego de una crisis fatal en el año 1610 que había llevado el número de colonos de 400 a sólo 65, la situación comenzó a revertirse. Con la llegada de nuevos contingentes de inmigrantes, el número de habitantes de Jamestown ascendió a 700 personas, pero los problemas para alimentarse a sí mismos persistían. Con el ya conocido problema del hambre se buscaron soluciones ya ensayadas y, nuevamente, los europeos fueron en busca de Powhatan. Antes de llegar a él, sin embargo, encontraron a Pocahontas viviendo o visitando la aldea de su esposo y, convencidos de que esta sería la forma de lograr su cometido, decidieron secuestrarla.

En 1613 un tal Capitán Samuel Argall fue a amenazar al cuñado de Pocahontas, jefe de los Potowomac, y pidió que le dieran a la hija del jefe para que no hubiera problemas. Él accedió, pensando que su separación sería temporaria, y Argall le dio una olla de cobre a cambio, que luego sería usada como excusa para decir que Pocahontas había sido vendida por su gente. En este punto se sabe que ella subió al barco de Argall y, según fuentes inglesas, el navío zarpó sin saber que ella estaba adentro. La tradición oral indígena, por su parte, cuenta una historia más trágica e indica que Pocahontas resignó a su hija a las mujeres de la aldea y, estoicamente, acompañó a sus captores. Al hacerlo, los ingleses habrían matado a su marido y ella, mientras era llevada a un asentamiento cercano conocido como Henricus, habría sido violada repetidas veces durante el viaje, quedando embarazada durante uno de estos ataques.

En los siguientes dos años que Pocahontas vivió con sus captores, los powhatan se negaron a negociar con ellos, cosa que parece haber sido usada para torturarla psicológicamente y hacerle creer que su padre no la quería. En este contexto, según la tradición oral, Pocahontas habría tenido a su hijo Thomas (según los registros ingleses, hijo de John Rolfe nacido en 1615). Se sabe que fue relativamente bien tratada debido a su estatus de “princesa” y que vivió con una familia llamada Whitaker, liderada por un ministro puritano que propició su conversión al cristianismo. No se sabe con exactitud cuando, pero en 1613 o 1614 ella fue bautizada y adoptó el nombre con el que sería conocida de ahí en más, Rebeca.

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En el interín, la colonia de Jamestown seguía luchando por su supervivencia, cuando un colono llamado John Rolfe adquirió unas semillas de un tipo de tabaco dulce que podía resultar atractivo en el mercado europeo. Para lograr producir una cantidad suficiente, por supuesto, necesitaba aprender a plantarlo y curarlo, información que era celosamente custodiada por las tribus que empleaban el tabaco en sus ceremonias religiosas.

Probablemente motivado a conseguir acceso a esta información, se “enamoró” de Pocahontas y, aunque los matrimonios mixtos eran una rareza absoluta en las colonias británicas y en general no estaban aceptados, se casó con ella el 5 de abril de 1615. Rolfe obtuvo lo que deseaba y las plantaciones prosperaron, haciendo de él un hombre rico y salvando el futuro de Jamestown, pero no sólo eso. Ahora unidos como marido y mujer, en junio de 1616 los Rolfe viajaron a Londres junto con su hijo y, según los Mattaponi, con la hermana mayor de Pocahontas, Mattachanna. En Inglaterra la podemos imaginar como se la ve en el retrato de Samuel van de Passe, el único que se realizó de ella en vida, vestida con un rígido atuendo jacobino y visitando todo tipo de foros. Siempre presentada como “princesa” de los powhatan, fue exhibida como propaganda colonialista y como prueba, no sólo la forma en la que nativos y colonos podían vivir en paz, sino también las posibilidades de civilizar a los “salvajes” americanos.

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Terminada su misión, para marzo 1617, cuando recién se estaba comenzando a emprender el retorno a Virginia, Pocahontas murió repentinamente. El evento en sí está rodeado de misterio ya que, aunque se suele señalar que puede haber llegado a sufrir algún tipo de enfermedad pulmonar aguda, era una mujer joven de menos de 21 años y, de acuerdo con varios testigos, sólo diez días antes gozaba de excelente salud. En este punto obscuro no sorprende que la tradición Mattaponi asegure que, sin más valor para los ingleses, Pocahontas fue envenenada. Su cuerpo fue enterrado el 21 de marzo de 1617 en la iglesia de San Jorge en Gravesend, hoy se desconoce la ubicación exacta de su tumba.

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Estatua Pocahontas en Gravesand.
Estatua Pocahontas en Gravesand.

 

 

 

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