Lo importante es lo de afuera

La simple mención del nombre de Richard Avedon es capaz de conjurar en la mente del lector todo tipo de imágenes. Normalmente considerado como uno de los fotógrafos más emblemáticos del siglo XX, no hubo casi personalidad a la que no fotografiara en sus más de 60 años de carrera y parece que no existían límites a su creatividad, siendo capaz de destacarse en diferentes géneros como el retrato, la fotografía de moda o el fotorreportaje. Normalmente asociado a la capacidad de conjugar “belleza, elegancia y cultura”, como lo definió el New York Times, el estilo de Avedon logró mucho más que solo eso, agregando también un fuerte componente de autenticidad a su obra.

Nacido el 15 de mayo de 1923 en el seno de una familia de inmigrantes judíos en la Nueva York, es natural que la imagen lo obsesionara, casi como forma de dar cuenta de sí mismo y del mundo que lo rodeaba. Un mundo que, no está de más decir, le era a veces extremadamente hostil. Desde su participación a los 12 años en el “Camera Club” de la Asociación Hebrea de Jóvenes (YMHA), hasta su actuación como fotógrafo para la Marina Mercante en 1942, sus proyectos consistieron en capturar la imagen ajena. En algún momento en el medio de toda esta actividad retratística, como él mismo indicó, se le “ocurrió” que se había transformado en un profesional. Así es que en 1944 dejó su trabajo en las Fuerzas Armadas y comenzó a formarse bajo el ala del famoso fotógrafo Alekséi Brodóvitch. Gracias a él, Avedon comenzó a introducirse en el mundo de la moda y entró a trabar de manera freelance para Harper’s Bazaar cuando tenía 22 años.

De ahí, su ascenso fue maratónico. Llegó a ser el fotógrafo principal de la revista y luego trabajó para Vogue, para el New Yorker, y para varias marcas de moda, además de tener su propio estudio, donde realizaba encargos y proyectos personales. En todos sus años de carrera, la variedad de fotos que tomó da cuenta de una habilidad única en el mercado, siendo uno de los pioneros en materia de conjugar la fotografía comercial con el arte e, incluso, con la política.

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Dior by Avedon (1947).
Dior by Avedon (1947).

 

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Donyale Luna - Paco Rabanne por Richard Avedon (1966).
Donyale Luna – Paco Rabanne por Richard Avedon (1966).

 

En la línea de su trabajo como retratista, Avedon retrató a todo tipo de personas y parecía no tener ningún tipo de restricción en cuanto a su acceso a figuras de poder, algo visible en su colección “The Family”, hecha en 1976 para Rolling Stone en ocasión de la elección en el año del bicentenario de la independencia norteamericana . Sin embargo, Avedon no se limitó en este sentido y también es notable su trabajo con figuras anónimas y completamente desprovistas de poder, recuperadas, por ejemplo, en su notable trabajo “In the American West” – una serie de retratos hechos a lo largo de 5 años a inicios de los ochenta, que reúne retratos de granjeros, prostitutas, mineros o cualquiera que quisiera aparecer frente a su cámara. Este trabajo, señalado por muchos como su forma de dar cuenta del fracaso del sueño americano, aunque esencialmente diferente al fotorreportaje, continúa en la línea de lo documental que había empezado años antes con sus notables fotos del Movimiento por los Derechos Civiles en el sur estadounidense, o la atención que dio a los movimientos pacifistas en sus retratos de inicios de la década del ’70.

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Los retratos de Avedon, probablemente la rama más difundida de su trabajo, tienen la capacidad de ser, aunque eclécticos en cuanto a la identidad de los retratados, democráticos en cuanto a su contenido. Casi todos sus sujetos fueron fotografiados, en general, frente a un fondo neutro. Éste elemento, central en el estilo de Avedo, anula toda posibilidad de asociación entre la figura y su entorno y, sacándola de contexto, habilita una lectura más profunda de la humanidad de la persona retratada. Este factor, además, se relaciona con una suerte de obsesión que Avedon tenía por lo superficial. Lejos de las definiciones que buscan dar a la buena fotografía la capacidad de “develar” el interior de una persona, Avedon se esforzaba por mostrar únicamente lo que hay afuera. Es decir, no como es el sujeto, sino como se muestra, en el color de su piel, en los rasgos de su cara, en sus cicatrices y sus arrugas. En sus fotos hay muchísimo movimiento y gestualidad, lo que da la idea del instante justo, robado de un tiempo que se muestra, a lo largo de su obra, como algo inclemente e imparable. Una expresión atrapada viva y documentada. Sin nada que ver en el fondo, la expresividad misma del sujeto se vuelve extremadamente interesante y atractivo, el vehículo óptimo para la expresión de un ser – incluso más elocuente que otro tipo de confesiones verbales.

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Marilyn por Avedon (1957).
Marilyn por Avedon (1957).

 

Aunque a veces fue acusado de encontrarse en una posición demasiado cómoda y elitista, su compromiso en contra de la discriminación es evidente. Como alguien que había sufrido por ser diferente, desde los inicios de su carrera, incluso en su fotografía de moda, la denuncia aparece en pequeños gestos que iban derribando barreras. Esto es claro ya en sus años en Harper’s Bazaar en la década de 1950, cuando empezó a doblar un poco las reglas de lo que era apropiado mostrar, fotografiando a personas de color, como Marian Anderson, la primera solista afroamericana en cantar en la Metropolitan Opera, o China Machado, la modelo chino-portuguesa. Es más, la inclusión de Donyale Luna en una editorial, la primera modelo negra en aparecer en Harper’s Bazaar, hizo que varias empresas retiraran publicidad de la revista, lo que terminó con la renuncia de Avedon luego de recibir amenazas desde la dirección.

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Marian Anderson.
Marian Anderson.

 

 

 

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China Machado.
China Machado.

 

Más allá de la fotografía misma, Avedon participó activamente en diferentes acciones en contra de la discriminación. El caso más emblemático ocurrió en 1964, cuando abrió su estudio a varios jóvenes fotógrafos del Comité Coordinador Estudiantil No Violento (SNCC, por sus siglas en inglés). Luego de conseguir una donación de 75 cámaras para equiparlos, los instruyó en la mejor manera de fotografiar manifestaciones o actos políticos de una forma que, más allá del valor documental, pudiera resultar atractiva para que los medios las publicaran.

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Julian Bond y miembros de la SNCC.
Julian Bond y miembros de la SNCC.

 

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Twiggy por Avedon (1968).
Twiggy por Avedon (1968).

 

Pobres, ricos, superestrellas o anónimos, Avedon estuvo siempre en todos lados. El final de su vida llegó el 1 de octubre de 2004 a los 81 años, cuando estaba trabajando en “Democracy”, un ambicioso trabajo acerca de las elecciones presidenciales en Estados Unidos que fue publicado de forma póstuma. Como indicó The New Yorker metafóricamente en su obituario, el mundo se volvió un poco más oscuro sin su presencia, pero “mientras la gente tenga curiosidad sobre la vida en el siglo XX, van a buscar las fotografías de Avedon para ver cómo era y que significaba”.

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Ronald Reagan por Avedon.
Ronald Reagan por Avedon.

 

 

 

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Barack Obama por Avedon.
Barack Obama por Avedon.

 

 

 

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