El arte y la ciencia de Maria Sibylla Merian

Maria Sibylla Merian nació en 1647 en Frankfurt, época en que el estudio científico de la vida estaba todavía en pañales. Aunque se formó como artista, Merian fue posiblemente una de las primeras biólogas de campo que existieron. Se dedicó a estudiar el comportamiento y la interacción entre los seres vivos en un momento en que la taxonomía y la sistemática (la denominación y catalogación) eran el objetivo principal de los naturalistas.

La pasión de Merian por los insectos comenzó temprano. A los 13 años, criaba y recolectaba orugas para usar en sus pinturas. Pintaba a la luz de las velas, esperando que una oruga se escondiera en su capullo o una mariposa recién formada emergiera al exterior.

Merian pintó orugas que se alimentaban de sus plantas huésped y animales depredadores que se alimentaban de sus presas. Estaba decidida a capturar no solo la anatomía de sus sujetos, sino también sus ciclos de vida e interacciones con otros seres vivos. En lugar de trabajar con especímenes preservados, como era la convención de la época, ella capturó la ecología de las especies, siglos antes incluso de que existiera el término.

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El hecho de que Merian haya encontrado el tiempo para conducir sus estudios es un testimonio del poder de una mente curiosa. A diferencia de muchos naturalistas masculinos de su época, Merian no tenía la libertad de dedicar todo su tiempo al estudio de los insectos.

En 1665, a la edad de 18 años, Merian se casó con un aprendiz de su padrastro, el pintor Johann Andreas Graff. Su primera hija, Johanna, nació en 1668 y en 1670 la familia se mudó a Nuremberg. Su segunda hija, Dorothea, nació en 1678.

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El matrimonio parece haber poco feliz. En 1685, dejó a Graff para vivir en una comunidad religiosa, llevando a sus hijas con ella. En 1692, se divorció formalmente de Graff. Como responsable de sus hijas, aseguró las finanzas de su familia enseñando pintura a las hijas de familias ricas. En muchos sentidos, fue una de las primeras “mamás científicas”, tratando de equilibrar los desafíos de su investigación con una vida familiar exigente. Todo esto en un momento en que las mujeres seguían siendo quemadas como brujas en algunos lugares del mundo, por cierto, ser una mujer curiosa y demostrar inteligencia era algo peligroso.

La contribución de Merian sobre las orugas fue clave al debate que se llevó a cabo en época. Por un lado, estaban los que creían que la vida surgía de la materia inanimada. Las moscas, por ejemplo, surgieron de la carne podrida; otros insectos formados a partir de lodo. Las gotas de lluvia producían ranas. En el otro lado estaban aquellos que creían que la vida surgía solo de la vida preexistente.

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Al criar mariposas desde el huevo hasta la adultez durante varias generaciones, Merian demostró definitivamente que los huevos se convierten en orugas, que eventualmente se convirtieren en mariposas.

Los libros de Merian sobre orugas (publicados en 1679 y 1683) habrían sido suficientes por sí mismos para ganarse un lugar en la historia de la ciencia.

Pero en 1699, a la edad de 52 años y con su hija menor (entonces de 20 años), se embarcó en una de las primeras expediciones puramente científicas de la historia. Su objetivo era ilustrar nuevas especies de insectos en la Guyana Holandesa, (ahora Surinam) recién colonizado por los holandeses. Después de dos meses de viaje arriesgado, las dos mujeres llegaron a un paraíso de entomólogos.

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Rodeada de nuevas especies, Merian estaba ansiosa por recolectar y pintar todo lo que pudiera ver. Sin embargo, inmediatamente tuvo problemas, ya que los plantadores holandeses de la isla no estaban dispuestos a ayudar a dos mujeres solas a recolectar insectos del bosque, una misión que creían frívola.

Así que Merian forjó relaciones con los esclavos africanos e indígenas que aceptaron traer sus especímenes y que compartieron con ella los usos medicinales y culinarios de muchas plantas. Por ejemplo, Merian escribe que las mujeres amerindias esclavizadas usaban las semillas de plantas particulares para abortar fetos para evitarles la crueldad de la esclavitud. Es un claro recordatorio de los horrores no mitigados del colonialismo de 1600.

Merian y su hija trabajaron en Surinam durante dos años antes de que la mala salud de Merian la obligara a regresar a casa. El libro que resultó de su viaje a Surinam, Metamorphosis insectorum Surinamensium, fue bien conocido en los círculos artísticos y científicos. La hija mayor de Merian, Joanna, eventualmente haría un viaje a Surinam y le enviaría a su madre nuevos especímenes y pinturas. La correspondencia y las pinturas continuaron hasta la muerte de Merian en 1717.

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El Servicio Postal de los Estados Unidos le rindió homenaje dedicándole dos estampillas con dibujos de su viaje a Surinam.

Un retrato de Maria Sibylla Merian fue emplazado por el Estado Alemán en su billete de 500 marcos.

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