Capote, aquel excéntrico provocador

Truman Streckfus Persons, mejor conocido como Truman Capote, nació el 30 de septiembre de 1924 en Nueva Orleans. Hijo de Lillie Mae Faulk, dejó atrás su apellido para adoptar el del segundo marido de su madre, un cubano llamado Joe García Capote. De chico vivió en las granjas del sur de los Estados Unidos y, según sus propias palabras, empezó a escribir para calmar el aislamiento sufrido durante su niñez.

Cursó estudios en el Trinity School y en la St. John’s Academy de Nueva York. A los 17 años consiguió un trabajo para la revista The New Yorker que consistía, según él mismo llegó a relatar, en “seleccionar tiras cómicas y recortar periódicos”. A los 21 años abandonó la revista y una serie de relatos: “Miriam”, “The headless hawk” y “Shut a final door”, lo hicieron merecedor del Premio O ‘Henry.

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Considerado el Padre del llamado Nuevo Periodismo, junto con Norman Mailer, el escritor Truman Capote, es recordado como uno de los más importantes autores estadounidenses del siglo XX, debido a su dedicación para crear los relatos más estremecedores de su época.

Su primer libro saldría en 1948, “Other Voices, Other Rooms” (“Otras voces, otros ámbitos”), en el que sacó punta a su agudo sentido de la provocación con una historia en la que un joven se enamora de una travesti. En 1949 vería la luz “Un árbol de noche y otras historias”, un compendio de relatos cortos que escribió para varias revistas y en 1951 saldría su segunda novela “El arpa de hierba”.

Capote hizo guiones para el cine en una década muy productiva que tendría como colofón el estreno de una de sus novelas más conocidas “Desayuno en Tyffany’s”, en 1958, popularizada posteriormente en la gran pantalla por la película homónima ganadora de dos Óscar protagonizada por Audrey Hepburn.

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Mel Ferrer, Audrey Hepburn y Truman Capote.
Mel Ferrer, Audrey Hepburn y Truman Capote.

 

En 1966, Truman Capote escribe “A sangre fría”, su trabajo más elogiado. Tras cinco años de investigación, se publica la novela que narra los sucesos relacionados al asesinato de la familia Clutter. Esta se convirtió en un referente para el periodismo estadounidense, pues gracias a la misma se acuñó el término “non-fiction novel”. Se vendieron más de trescientos mil ejemplares del libro, lo que lo llevó a permanecer en la lista de los más vendidos del New York Times durante treinta y siete semanas. Posteriormente en 1967 fue llevada al cine por el director Richard Brooks.

“A sangre fría” supuso la cima de su carrera profesional y el reconocimiento de la aristocracia de Manhattan que congregó en la famosa fiesta Black and White Ball, que él mismo organizó en el hotel Plaza y fue el culmen de su vida social. Sin embargo, el incisivo escritor terminaría por ganarse la animadversión de sus amigos ricos y famosos cuando optó por publicar textos ficticios basados en personajes reales de la alta sociedad neoyorquina.

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A principios de los años 70 comenzó a escribir lo que terminaría siendo su obra póstuma, “Plegarias atendidas”, en 1973 publicó “The dogs bark” y siete años más tarde creó “Música para camaleones” (1980), un conjunto de relatos en donde utiliza la poesía y muestra el horror de la vida.

Debido a una vida aficionada a los fármacos y el alcohol, Truman Capote murió siendo aún joven, días antes de cumplir 60 años, el 25 de agosto de 1984, en la casa de su íntima amiga Joanne Carson. La autopsia determinó que Capote falleció a consecuencia de una dolencia hepática, junto con flebitis, aunque es probable también haya contribuido la múltiple ingestión de fármacos para tratar sus dolencias.

Una parte de sus cenizas fueron entregadas a su pareja de muchos años, el también autor Jack Dunphy. Cuando éste falleció en 1992 sus cenizas se mezclaron con las de Capote y fueron lanzadas al lago Crooked Long, en Long Island, muy cerca de donde la pareja tuvo una propiedad. La otra parte de los restos de Truman, fechadas el 28 de agosto de 1984 (tres días después de la muerte del también periodista), fueron conservadas durante años por Joanne Carson, la dueña de la casa donde fue hallado su cuerpo, aunque fueron denunciadas como robadas y recuperadas al menos en dos oportunidades. Al morir Carson en 2015, las cenizas fueron subastadas por la casa de subastas Julien’s en Los Ángeles por $45.000 dólares, y adquiridas por un comprador anónimo.

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