Soldados intersexuales y marineras travestidas: la historia de el movimiento LGTB+ en la guerra

Un documental del Instituto Smithsonian en el que se examinan nuevas pruebas de ADN y antropología física sugiere que el famoso oficial de caballería Casimir Pulaski (1745-1779) podría haber sido mujer o intersexual.

Pulaski es considerado como un héroe de las luchas por la independencia polaca y estadounidense. Se le atribuye el haber salvado la vida de George Washington en batalla y el establecimiento de la primera fuerza de caballería estadounidense. Según el documental, las pruebas de ADN han confirmado que un esqueleto de apariencia femenina es el de Pulaski, y este nuevo hallazgo es el primer indicio de que Pulaski, que aparentemente vivió como varón desde su infancia, no era precisamente un hombre cisgénero.

En cualquier caso Pulaski sería el oficial militar de mayor rango que conocemos con características anatómicas femeninas anterior al siglo XX. Aunque ciertamente no fue el único en el campo de batalla. La historia de los hombres y mujeres intersexuales requiere más investigación.

A menudo las vidas de las personas intersexuales se han hecho invisibles a lo largo de la historia y espero que cuando salgan a la luz más pruebas, Pulaski pueda ser considerado un inspirador héroe intersexual. Sí que sabemos bastante acerca de las mujeres que se vistieron de hombres y se alistaron en las fuerzas armadas en los siglos XVIII y XIX. Hubo mujeres famosas como la marinera británica Hannah Snell (1723-1792) que, disfrazada de James Gray, se alistó para luchar en Escocia contra la invasión jacobita de 1745. Posteriormente Snell fue herida tratando de capturar una colonia francesa en la India.

Después de revelar su verdadero género, el rey le concedió una pensión y se ganó la vida realizando ejercicios militares en el escenario. También tuve un pub durante poco tiempo llamado “The Female Warrior” (“La Mujer Soldado”).

Una larga historia

A diferencia de la autoestima sin tapujos de Snell, el médico militar angloirlandés James Barry (1789-1865) mantuvo toda su vida el secreto de haber nacido con sexo femenino. Barry finalizó sus estudios de medicina en Edimburgo y continuó con una larga y distinguida carrera siempre vestido de hombre. El sexo de Barry se descubrió únicamente tras su muerte.

William Brown fue el nombre adquirido por una mujer de raza negra de Edimburgo que sirvió a bordo del HMS Queen Charlotte desde 1804 hasta después de 1816 tras el final de las guerras napoleónicas. Según un informe contemporáneo, mostraba “todas las características de un marinero británico que bebía con sus compañeros”. El descubrimiento del sexo de Brown por su tripulación no interrumpió su carrera: se volvió a alistar en el mismo barco después de que se supiera que era mujer.

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 Hannah Snell.

Hannah Snell.

También está la historia de Jeanne Baré, que no fue soldado pero que se convirtió en la primera mujer conocida por haber circunnavegado el mundo (1766-69). Se vistió con ropa de hombre para trabajar como asistente de Philibert Comerçon (que también pudo haber sido su amante), botánico del almirante y explorador francés Louis Antoine de Bougainville. Baré fue descubierta cuando los barcos llegaron a Tahití, aunque ella había pasado como un hombre para la tripulación, su disfraz no engañó a los tahitianos que la acusaron ante Bougainville.

¿Por qué iba una mujer a disfrazarse de hombre y alistarse en el ejército o la marina? Una de las principales razones es que los hombres cobraban mucho más que las mujeres. Para una mujer de clase obrera, a pesar de los peligros de una carrera militar o naval, el salario podría haber sido demasiado bueno como para dejarlo pasar. Y a pesar de que en la época estaba prohibido que las mujeres usaran ropa de hombre, las persecuciones eran relativamente raras. El ejército y la marina estaban desesperados por conseguir reclutas y tendían a no preguntar demasiado.

Tal y como demuestra la carrera de Snell, afrontar sus aventuras de travestismo le sirvió para acabar teniendo una vida acomodada. Puede que las mujeres más jóvenes también se hubieran sentido inspiradas por las numerosas baladas populares que narraban las carreras militares y navales de mujeres travestidas. Una de ellas, La Balada de Jack Monroe, existe a día de hoy en varias versiones:

Entró en la sastrería

Y vestida con ropa de hombre,

Se metió en una embarcación

Para alejarse de sí misma.

Tanto para los hombres como las mujeres alistarse en el ejército o la marina era su única oportunidad de ver mundo y para un espíritu aventurero el disfraz puede que fuera un plus para la emoción. Pero para muchos de estas aventureras travestidas había una razón de más: se sentían más cómodas consigo mismas, no solo luchando y viviendo junto a los hombres, sino siendo hombres.

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Autor: Olivia Murphy, director de estudios en la Escuela de Periodismo, Medios y Estudios Culturales, Universidad de Cardiff.

Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.

Traducido por Silvestre Urbón.

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