Boca gana su primera Copa Libertadores

El camino hacia la final fue largo y difícil. El Boca del Toto Lorenzo había obtenido el derecho a disputar la Copa Libertadores luego de haber sido bicampeón en 1976: fue campeón Metropolitano luego terminar invicto en la rueda final de 12 equipos y fue campeón Nacional luego de vencer en la final a River Plate por 1-0, con un recordado gol de tiro libre de su capitán Rubén Suñé.

Ya en el grupo clasificatorio de la Copa, venció a River en la Bombonera 1-0 con un gol de penal de Mouzo al final del partido, luego superó a los equipos uruguayos Defensor (0-0 en el Centenario y 2-0 en la Bombonera) y Peñarol (1-0 en el Centenario y 1-0 en la Bombonera) y empató con River 0-0 en la revancha en el Monumental, con lo cual terminó primero en su grupo, accediendo a la segunda fase sin recibir goles en contra.

En la segunda fase (fase semifinal), de tres equipos, quien terminara primero en la zona clasificaría a la final del torneo. En esta fase Boca enfrentó a Libertad, de Paraguay, ganándole 1-0 en la Bombonera con gol de Daniel Pavón y 1-0 en el Estadio Defensores de Chaco en Asunción con gol de Mario Zanabria, y a Deportivo Cali, de Colombia, con el que empató ambos partidos 1-1, tanto en el estadio Pascual Guerrero de Cali (gol de Pancho Sá) como en la Bombonera (gol de Roberto Mouzo). Con seis puntos sobre ocho Boca ganó el grupo y accedió a la final contra Cruzeiro, de Belo Horizonte, Brasil.

Cruzeiro era el campeón vigente de la Copa; la había obtenido el año anterior derrotando en la final a River Plate en una final a tres partidos (4-1 en Brasil, 1-2 en el Monumental y 3-2 en el desempate, en el Estadio Nacional de Santiago de Chile). Ser el campeón le había permitido a Cruzeiro ingresar en la Copa de 1977 directamente en la segunda fase, la fase semifinal. En la misma enfrentó a Internacional de Porto Alegre (le ganó 1-0 como visitante y empató 0-0 como local) y a Portuguesa FC de Araure, Venezuela (le ganó 4-0 como visitante y 2-1 como local).

La primera final entre Boca y Cruzeiro se jugó en la Bombonera el martes 6 de septiembre por la noche. En una Bombonera hirviendo, Boca se puso en ventaja antes de los 5 minutos: el mendocino Darío Felman desborda por la izquierda, tira el centro, lo recibe el Heber Mastrángelo en el otro extremo del área, patea al arco, un defensor de Cruzeiro detiene parcialmente el remate pero la pelota le queda muerta al Toti Veglio, que en el medio del área le pega como viene y convierte el primer gol. Boca jugó muy bien esa noche; pudo y debió ganar por más goles. De todos modos, por entonces la cantidad de goles de diferencia no se tenía en cuenta para definir al campeón. Esa noche, Toto Lorenzo puso en la cancha un equipo más ofensivo de lo habitual en él: jugaron Gatti; Pernía, Sá, Mouzo, Tarantini; Suñé, Zanabria; Mastrángelo, Pavón, Veglio y Felman. En el segundo tiempo entraron también Tesare y Bernabitti.

La revancha se jugó cinco días después, el domingo 11 de septiembre, en el Estadio Mineirao de Belo Horizonte, ante 80.000 espectadores. En Boca jugaron Tesare en lugar de Pancho Sá y el Chino Benítez en el medio campo en lugar del Cholo Pavón, el resto del equipo fue el mismo. El partido fue malo, con pocas emociones. Se esperaba que Cruzeiro arrollara a Boca contra su arco, pero eso no ocurrió. Boca, que jugó con camiseta amarilla, mantuvo el partido bajo control durante casi todo su transcurso y sin jugar bien pudo haberse llevado el empate; pero faltando doce minutos, Nelinho, un marcador lateral derecho que tenía un cañón en su pierna derecha, clavó un tiro libre impecable con un efecto rarísimo y ganó el partido.

Había que jugar un partido decisivo. El mismo se realizó en Montevideo, en el gran Estadio Centenario, el miércoles siguiente, 14 de septiembre (se había programado para el martes 13, pero hubo que postergarlo un día por la intensa lluvia que caía sobre la capital uruguaya). A todo o nada en un partido y con 60.000 personas en el estadio, Boca salió a la cancha con Gatti; Pernía, Tesare, Mouzo y Tarantini; Benítez (luego reemplazado por Ribolzi, a su vez reemplazado por Pavón), Suñé y Zanabria; Mastrángelo, Veglio y Felman.

Como la camiseta de Cruzeiro es azul, alguno de los dos equipos debería cambiar la camiseta para poder distinguirse mejor. Ese sorteo lo perdió Boca, que tuvo que usar una camiseta blanca, con pantalones azules y medias blancas (Toto Lorenzo prefería siempre usar de noche medias color claro –con él, Boca usaba amarillas– porque decía que ayudaban a identificar mejor a los compañeros). “Mandamos traer las camisetas blancas desde Buenos Aires, porque habíamos perdido en Belo Horizonte con las amarillas; no queríamos usarlas de nuevo”, recuerda el Tano Pernía. La cancha estaba muy pesada, embarrada y con el pasto alto, por lo cual el esfuerzo de los jugadores era enorme ya que la pelota se volvió rápidamente más pesada y los botines se hundían mucho más en el terreno. El barro impregnó rápidamente a los jugadores y la lluvia caía en forma intermitente. La maratón de tres partidos en ocho días definiría al campeón de América en condiciones muy difíciles para los jugadores.

El partido fue durísimo, trabado, con mucho roce físico. Recuerda el Ruso Ribolzi: “en Montevideo nunca paró de llover. Un informante le dijo al Toto que Nelinho tenía una molestia muscular, así que el Toto nos dijo: ‘tírenle pelotazos a las espaldas’; lo hicimos, se la tirábamos a Felman, y al tercer pelotazo Nelinho se desgarró”. Nelinho salió poco después de iniciado el segundo tiempo.

El partido terminó 0-0; fue parejo, quizá con un leve predominio de Boca. Alargue, 30 minutos más. Con las piernas agarrotadas, Boca comienza a imponerse en toda la cancha. El segundo tiempo del alargue muestra a Boca como dominador, crea algunas situaciones de gol y termina mereciendo el triunfo. Pero el resultado final es 0-0, y la Copa Libertadores debe definirse con tiros penales, cinco penales cada equipo.

Empieza pateando Boca. El primero en patear es Roberto Mouzo, impasable defensor, de estado atlético impecable y habitual ejecutante de los penales del equipo. Patea hacia su derecha… y la pelota pega en el palo. Pero antes de los lamentos, el árbitro (Vicente Llobregat, un español nacionalizado venezolano) anula el disparo por un evidente adelantamiento de Raúl, el arquero de Cruzeiro. Hay que patear de nuevo. Mouzo cambia y patea el penal fuerte, alto y a la izquierda, imposible de atajar. 1-0. Patea ahora Darci Meneses, defensor de Cruzeiro: bajo, suave, a la derecha; Gatti elige el otro palo. 1-1. Le toca a José Luis Tesare, un rústico defensor que le pega muy fuerte a la pelota. Fuerte, bajo, a la derecha; el arquero no adivina el palo. 2-1. Patea Neca, mediocampista de Cruzeiro: a la izquierda, suave. Gatti adivina el palo y casi lo ataja, pero no. 2-2. Patea Mario Zanabria, zurdo, clásico diez talentoso, seguro que no le va a pegar fuerte. Y no lo hace, la toca con suavidad a la izquierda, el arquero Raúl toca la pelota pero no logra detenerla. 3-2. Llega Morais, defensor, le pega alto y al medio. 3-3. Es el turno de Vicente Pernía, que nunca (pero nunca, eh) patea penales. Pero es muy fuerte de la cabeza, un guerrero. Le pega a media altura, no muy fuerte, al medio. No es un gran penal, pero el arquero ha elegido tirarse hacia su izquierda. 4-3. Ahora va Livio Damiao, delantero, que había entrado en el segundo tiempo. Patea a media altura, a la derecha. 4-4. Último penal para Boca: Darío Felman. Es pateador de penales, pero no es infalible, para nada. Alto y a la derecha, bien pateado. 5-4. Y llega Vanderley, marcador de punta izquierdo, de calidad, para el último penal de la tanda para Cruzeiro. Es zurdo, se para de frente a la pelota y toma muy poca carrera (apenas dos pasos). No es difícil intuir que va a cruzar el remate, que va a tirar hacia su derecha. Lo que se dice un penal anunciado. Y Hugo Gatti decide bien. Se arroja hacia su izquierda y ataja el remate, a media altura y bastante suave.

Boca gana la tanda de penales 5-4. Y la Copa Libertadores.

Es la gloria.

La primera gloria sudamericana para Boca Juniors.

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El plantel de Boca Juniors regresa a la Argentina con la Copa - 1977
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